Antígona buscando a su hermano desaparecido

Image result for antigona gonzalezAntígona González

Sara Uribe

Según el mito griego, Antígona es hija de Edipo y Yocasta, producto del incesto. Recordemos que cuando Edipo nació, el oráculo predijo a su padre, Layo, rey de Tebas, que su hijo lo mataría a él y se acostaría con Yocasta, su madre… y la profecía se cumplió. Cuando Edipo se dio cuenta de lo que había hecho se sacó los ojos. Tiempo después Antígona fue la única que acompañó a su padre ciego hasta su muerte.

Después de la muerte de Edipo hubo una guerra en la que lucharon Polínices y Eteocles, ambos hermanos de Antígona. Pelearon en bandos contrarios y ambos murieron.  Sin embargo, Creonte, el rey del bando ganador ordenó que enterraran a Eteocles, su aliado, y que desaparecieran el cuerpo de Polínices, su enemigo. Antígona no descansó hasta encontrar el cadáver de Polínices y darle sepultura.

Sara Uribe retoma este mito griego y le da vida a Antígona González, una mujer mexicana que busca a su hermano desaparecido, uno de tantos que deja su hogar para emigrar a Estados Unidos en busca de una mejor vida. Uno de tantos que desaparece sin dejar rastro.

Siempre son mujeres las incansables buscadoras, las que no se conforman con cerrar los casos, las que se empeñan en encontrar a los desaparecidos.

Sara Uribe escribió este libro pensando en el mito griego y pensando en los miles de migrantes anónimos que nunca llegan a su incierto destino, pensando en los desaparecidos cuyos nombres quedan archivados en dependencias municipales, estatales o federales y con suerte en algún periódico local; lo hizo pensando en esos cuerpos insepultos.

Lo escribió juntando las voces de los que no se conforman con olvidar a los desaparecidos. A través de fragmentos de notas periodísticas, de declaraciones de los familiares y de cantos de protesta. Pequeños retazos de frases como los pedazos de cuerpos que aparecen revueltos en fosas clandestinas. Y amalgamando todo este dolor, logró un libro escrito en prosa poética, en el que ni la poesía logra endulzar el trago amargo del tema que denuncia.