Y así, terminaron los festejos oficiales del emblemático 2010. En lo personal, me dejan la impresión de cierta urgencia para que todo ya pasara, para que ya terminara este año y sus consabidas celebraciones, que de cualquier forma sabían que serían duramente criticadas, ya sea como reflejo de una “falta de conciencia del privilegio histórico de celebrar tan importante momento” o por consecuencia del popular deporte nacional de criticar TODO.
Recuerdo en el tiempo de Vicente Fox, hace casi 8 años, cuando se formó la primera comisión de los festejos del Bicentenario y Centenario, se nombró a un encargado con apellido de abolengo en los libros de historia; parecía un merecido honor al designado, con un tufo de darle algo para mantenerlo ocupado (de nuevo el deporte nacional.) De esa administración de la pachangota, quedó solo el conveniente símbolo del 2010, ese 200 y 100 con los ceros sobrepuestos. De ah en fuera, nada. Los siguientes encargados de esta comisión no los recuerdo, debe ser por lo poco que se comentó de ellos, ante la nota roja de ocho columnas que ha caracterizado la guerra contra el crimen organizado. No me malinterpreten, no quiero decir que la organización del súper kermes sea más importante, pero en términos generales, no recibió mucho reflector.
Ahora que ya pasó todo, sigo pensando algo que comenté en alguna reunión de pretexto literario, no veo una manifestación artística nacional que marque la época actual. Mencioné el Ángel de la Independencia y el Teatro Juárez, que son atractivos turísticos e históricos en sí mismos. Lo mismo la Estatua de la Libertad y la Torre Eiffel, pero vamos, son de hace cien años. ¿Qué tendrán nuestros nietos para recordar el 2010, cuando sea momento de celebrar el Tricentenario? Me atrevo a decir que visitarán el Ángel de la Independencia, de 200 años de antigüedad.
“!!!Bueno, debe haber algo!!!”- si, si hay… estan:
– el Parque Bicentenario, solo que no creo que la montaña rusa dure cien años mas…
– los billetes de 200 y 100 pesos en formato vertical, y con errores de escritura (“Sufragio Electivo???)
– la moneda Bicentenario, que puede ser que incremente su valor
– el torneo de futbol Bicentenario (¿quién lo ganó…?)
– el distribuidor vial Bicentenario (que si se hubiera inaugurado en 2011 se llamaría “Distribuidor Vial Bernardo Quintana”)
– una cantidad que no me creerían de niños llamados Vicente (con V, gracias a Dios!)
– la nueva biblioteca de nueva historia mexicana, escrita por todos los autores que no tenían otra idea para estos dos últimos años, donde hay algunas cosas rescatables.
En fin, que no encuentro algo que me dé la impresión de que marcará los festejos de 2010 de forma definitiva. Le di el privilegio de la duda en cuanto a esto a la Estatua Ecuestre de Francisco Y. Madero, ¡pero tiene errores!, (probablemente es del Madero que dijo lo del Sufragio Electivo)
Al buscar uno, solo uno aspecto positivo de los festejos del 2010, debo admitir, que, entre el nacionalismo que se volvió folklore, los ideales de la revolución que se transformaron kafkianamente en: gobierno, institución y podredumbre, y el festejo por parte de un gobierno antirrevolucionario, aplaudo enormemente que se esté dando un importantísimo UPDATE a nuestra historia oficialista. Ya no importa si es pretexto para comprar sellos de Best Seller en portadas, lo relevante es que se esté dando. Ojala que esto llegue hasta las aulas, y no se quede solo en “lo mas vendido” de Gandhi, durante el 2010.
Terminaré aquí, ya me cansé de tanto entrenamiento.
¡Saludos contertulios!