La Venus de las pieles by Leopold von Sacher-Masoch
My rating: 4 of 5 stars
Leopold von Sacher-Masoch fue un autor que dejó un dossier que ha sobrevivido el paso del tiempo. Podría decirse que es un manual que ejemplifica la definición clara del masoquismo, igual que el Marques de Sade, su nombre trasciende hasta nuestros días para definir un conjunto específico de inclinaciones eróticas que prevalecen en nuestra época. No son las 50 Sombras de Grey donde se describen los contratos apasionados, su origen viene del siglo XIX.
El autor crea una historia que toma como referencia, sus propias inclinaciones y motivos pasionales. Narra la historia de Severino de Kusiemski, un joven propietario de la Galitzia, que cae rendido ante la belleza de una joven viuda, Wanda de Dunaiew, la cuál se encuentra libre de deudas y heredera de una gran fortuna. Como ella dice, tiene su vida asegurada, solo le resta disfrutar y vivir rodeada de placeres.
Severino se encuentra bajo el embrujo de la Venus del espejo, aquel famoso retrato de Tiziano, y se imagina a si mismo siendo esclavo incondicional de dicha diosa. Es capaz de dejar su dignidad y vida en manos de una mujer que escenifique aquella Diosa que tanto lo perturba en sus sueños. Es Wanda quién, con su belleza y su vestimenta, logra personificar a la Venus que tanto añora Severino.
Entre el diálogo de los amantes, se descubre como Severino logra convencer poco a poco a Wanda, y despierta en ella, ese ardor y deseo de poder sobre su ser amado. Es pues, víctima de su propia creación. Wanda descubre el poder que ejerce, el sabor de la impunidad y la seguridad de que sus deseos siempre serán cumplidos. Algo difícil de superar, ya que hasta las almas más nobles se ven tentadas ante tal demostración de poder.
Viven un idilio de fantasías y noches apasionadas, pero también de acciones denigrantes para Severino, siendo torturado y golpeado por el látigo de Wanda. Encontramos en esta narración el fundamento del masoquismo. Como toda relación tóxica, tiene un cierre que hace honor a su idilio. Wanda conoce a alguien más, ya que la novedad de ser dueña del ser amado ha dejado de ser atractivo y resulta tedioso. Su nuevo amante es lo contrario de Severino, es él quién se convierte en el amo de Wanda. La belleza del ciclo y los roles que se intercambian son magistrales en esta narrativa.
Más allá de ser una narrativa puraente erótica, aunque de ninguna manera explícita, el autor nos lleva por el mausoleo griego, romano y judio, demostrando que es necesario llegar a la lectura con el acervo cultural clásico preparado para identificar las diferentes referencias literarias. Nos encontramos que la supremacía de los sexos es más antiguo que los dioses romanos, en su mitología es posible ver el surgimiento de esta historia.
Finalmente, algunas ideas para discutir se presentan de manera divertida, la primera de ellas es que en toda relación: uno es el yunque y otro el martillo. Las situaciones nos hacen ser o uno o el otro. ¿Qué tan cierto es? El autor proclama que siempre habrá una lucha de poder en cualquier relación. La otra idea que me gusto fue: “Sólo cuando el nacimiento haya igualado a la mujer con el hombre, mediante la educación y el trabajo; cuando como él, pueda mantener sus derechos, podrá ser su compañera.” Un rumbo muy esclarecedor para la igualdad de género.
Una novela que sorprende por sus referencias y sus bien construidas frases ideológicas. Recomendada para lectores de nivel intermedio, y que no solo buscan el morbo, ya que la narrativa es un claro reflejo de las buenas costumbres del siglo XIX.